Sí. Realmente, te utilicé. Lo acepto. Aunque en parte, no lo hice:
Me sentía cansada, con dolor, no podía seguir en mi vida y tú me tomaste por sorpresa. Sabrás al leerlo que hablo de tí y quizás jamás me perdones, así como jamás perdonaré esas palabras que de tí surgieron para huir como una liebre astuta y escurridiza a su madriguera.
Creí que podía empezar de nuevo, creí que al haber tenido un vínculo tan íntimo contigo podría tratar de iniciar, pero verdaderamente, no podías estar en ese nivel. Nunca podrías obtener de mí una de las endulzadas pasiones que busca una persona al escarvar en lo profundo del infinito, sin embargo, tenías el título más preciado que alguien puede tener, el más oscuro, peligroso y comprometido que existe: eras mi amigo.
Me mentiste. Tú me usaste más de lo que yo pude haberlo hecho.
Es verdad que tus besos no fueron nada para mí más que una distracción incómoda, pero yo no te lo pedí jamás. En ningún momento te rogué por alguno y tú, sin parecer importarte lo que pesaba en el momento, robaste egoistamente fugacescontactos de mis labios y trataste de convencerme de entrar a un juego del que sabías no podría salir.
Abusaste más aún de mí.
Lo peor de todo esto es que estoy aquí, a muchos días que dejó de importarme lo que decías de mí para intentar herirme, quizás por haber huido de tí, y no puedo dejar de pensar contigo. Apareces ahí.
Tu sombra ronda mis sueños y trata de destazarlos, quieres que recuerde que al despertar, no estarás ahí en ningún otro momento.
Duele.
No sé que escribo, no sé el porqué... sinceramente no importa porque quizás no logre encontrarte en mi camino, y lo entiendo... creo.La única cosa que verdaderamente sé es que al leerlo - si es que honras tu presencia aquí- sabrás que es para tí, y te dolerá, pero entonces sabrás que tenías para mí y de mí los sentimientos más profundos: eras mi amigo.
