sábado, marzo 10, 2012

Paparazzi

-Sonríe, Yura.- Murmuró entre sonrisas.

El flash lo sacó de sus pensamientos. No sabía cuanto tiempo había pasado desde que el sótano de Hiwatari se había convertido en una mazmorra para él; cuanto tiempo había comido sólo sobras. Era el monstruo que habitaba la mansión de Kai.

¿Era de verdad él el monstruo? Cada día soportaba la mirada carmín rasgarlo y sentía las heridas nacer en su cuerpo. No había un día de perdón por parte de la cegadora luz de la cámara que volvía algo perpetuoo de su dolor y su humillación.

-Estás siendo desobediente.- Gruñó dejando la cámara sobre una pequeña mesa. Tomó el cigarrillo que casi se consumia en sus labios y avanzó lentamente al pelirrojo. -¡Sonríe!

Sólo se escuchó el apagarse del cigarro en la piel nívea. Ni siquiera se quejaba ya. ¿Debería huir? No. Era ya parte de su vida. ¿Qué haría sin ese amor hiriente que sentía para con el otro ruso? Bajó la mirada con una sonrisa forzada. El soplido de la vela al apagarse dejó todo en oscuridad, exactamente como su mente, cada vez que escuchaba los pasos del otro acercarse al que creía era su hogar.