Por un momento estuve a punto de volver en el tiempo, de retroceder y no cumplir lo que siempre te digo que haré... Dejaré de una buena vez esos momentos de duda, de autodestrucción... de envidia.
¿Envidia? Debes preguntarte a que me refiero, pero en realidad, es muy sencillo comprender porque lo digo: Al saber queaprendiste a amar, que no fue a mi lado, que yo no estuve ahí cuando más debía estar, cuando me acuerdo que te apoyabas en alguien más, al escuchar sus nombres salir de tus labios... Esa envidia rasga mi piel, la atraviesa delicadamente hasta enterrarse en lo más profundo de mi, y entonces, se burla de mi debilidad que no deja que abandone esos pensamientos tan martirizantes para mi.
Ahora, al beber tus palabras y leer las suyas, me doy cuenta del brillo delicioso que la luna nos está vaciando encima y de la preciosa sensación que me provoca alimentarme de ti, de tus besos. a tu lado, nada podría herirme, y ahora lo entiendo.
Alegria...
Un estado de plenitud, de extasis, una dulce perdición que lentamente te mata mientras sonries, que te envuelve y no te dejará jamás... Eso es lo que siento a tu lado...
HIIIIII
ResponderEliminarya era hora de que hicieras blog, n.n
esta padre, me gusta como escribes