domingo, mayo 09, 2010

Winter Requiem


¿Lo sientes? ... ¿Lo escuchas?

Así es. Se trata de mi cuerpo. Está dejándose caer al verte llorar, al ver caer tus lágrimas sabiendo que yo no puedo hacer nada por ti.

Quisiera ser yo la miel que le da un poco de dulzura a tu voz, a tu vida. Quiero verte sonreir y disfrutar del ocaso, del alba, de la lluvia y de la muerte.

Hoy, aquí: no tengo nada más que a tí, y con eso me basta.

Te pido de rodillas el día de hoy, con una lágrima en mi mirada, con una sonrisa amplia, con mis más profundas disculpas, que te quedes conmigo para siempre, que vivas conmigo y disfrutes a mi lado. Que me dejes cargar tu cruz cuando la sangre quiera escurrir por tu rostro, y así jamás sentir dolor.

No sueltes mi mano. Acepto que tengo miedo, pero que maravilloso miedo estoy experimentando: es el miedo que se siente cuando todo parece ir perfecto, y sin temor a equivocarme, mi amor, te digo que va perfecto, aunque mi mayor deseo es poder cuidarte y mantenerte entre mis manos, protegiéndote de las adversidades que encontremos en el camino, proque no será fácil, y bien lo sabemos.

Bien. Me da miedo, a tu lado me da miedo. Pero estoy enamorada de ese miedo, porque me hace saber que todo irá bien, que sigo viva y estás conmigo.

¿Qué me da miedo?

Herirte, hacerte llorar... Haré todo porque no pase, te lo juro. Hago aquí un pacto de sangre, arrodillada ante tí, ante Dios, ante las fuerzas de la naturaleza... Ante la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario