miércoles, abril 28, 2010

Aquí permaneceré

Quizás mis palabras rasguen de nuevo tus heridas.

Quiero callar, quiero poder sanarte, quiero que me dejes hacerlo, pero no soy yo quien tu pretendes que lo haga. Quisiera que mis labios seiaran esas palabras, que no las dejaran huir y poder decir simplemente que estaré ahí, y aunque sé que lo estaré, me dará miedo lastimarte, porque sé que pueden ser crueles mis actos y que más que ellos, mis palabras. No las diré. Guardaré silencio mientras te miro desde aquí.

Una disculpa, un beso. ¿Qué más te puedo ofrecer? no hay nada que ofrecer.

Una sencilla y frágil muñeca de papel, pudiendo romperme en un vaso con agua, en la más joven turbulencia

¿Sabes? No es fácil.

La mariposa no le puede jurar al alba que no quiere volar en su presencia, cuando ella misma sabe que es lo que añora, y que aunque ilumine lentamente al resto de los seres, siempre va a estar bien con el sutil destello que le ha permitido saborear.

De alguna forma, las palabras que dices... esas palabras, su sabor, su olor, me deleitan. Aún cuando la compasión se adueñe del momento, siempre estarán en mi cabeza, recordando que no debo dejar que todo se venga abajo. Que el sabor amargo de mi sangre emanando de las heridas, siempre puede cambiar al más delicioso y embelezante. Aquellos labios que las dicen, aquellos ojos que las han lanzado...

¿Qué les respondo? ¿Cómo les complazco? Que inutilidad. Impotencia. Es lo que merezco: una herida que sangre hasta dejarme inconsciente para que entienda lo que tengo ahora y estoy por perder por un capricho.

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